Planeta Alimentario: Sólo hay tierra y agua
Nuestro planeta, a menudo denominado la canica azul, es el único cuerpo conocido en el universo capaz de sustentar la vida. Es un paraíso de biodiversidad y recursos. Pero este paraíso, nuestro planeta alimentario, está sometido a una inmensa presión debido a nuestras actividades. Aquí nos sumergimos en algunas crudas realidades de cómo estamos utilizando -y perdiendo- la tierra y el agua que nos sustentan.
Perdemos un acre de tierra agrícola cada 20 minutos por el cambio climático
El impacto de el cambio climático en la agricultura es profundo. A medida que aumentan las temperaturas, se hacen más frecuentes los fenómenos meteorológicos extremos y sube el nivel del mar, perdemos valiosas tierras de cultivo. Cada 20 minutos, un acre de tierra fértil sucumbe a la desertificación, la expansión urbana o la degradación. Esta pérdida no sólo afecta a la tierra, sino también a nuestra capacidad de producir alimentos para los 8.000 millones de habitantes del planeta.
El 70% del agua de la Tierra se utiliza para cultivar alimentos, y la agricultura desperdicia la mitad
El agua es la savia de la agricultura, pero nuestras prácticas actuales distan mucho de ser eficientes. Sorprendentemente, el 70% del agua de la Tierra se destina a la agricultura, pero los métodos de riego anticuados, las infraestructuras deficientes y la gestión no optimizada del agua hacen que se desperdicie casi la mitad de esa agua. Este derroche agrava la escasez de agua, afectando a las comunidades y ecosistemas que dependen de este recurso vital.
Más de la mitad de los alimentos cultivados en la Tierra están modificados genéticamente y no producirán semillas
La modificación genética ha revolucionado la agricultura, proporcionando resistencia a plagas, enfermedades y duras condiciones ambientales. Sin embargo, la dependencia de los organismos modificados genéticamente (OMG) tiene un coste: muchos de estos cultivos modificados están diseñados para no producir semillas, lo que obliga a los agricultores a entrar en un ciclo de compra de nuevas semillas cada temporada. Esta dependencia suscita preocupaciones sobre la biodiversidad, la soberanía de los agricultores locales y la pérdida del planeta para propagar plantas tras una catástrofe mundial.
El uso de pesticidas y herbicidas ha matado a un tercio de los insectos de la Tierra
En nuestra batalla contra las plagas de los cultivos y las malas hierbas, hemos recurrido a la guerra química - pesticidas y herbicidas. Aunque son eficaces para aumentar el rendimiento de los cultivos, tienen un inconveniente importante. Un tercio de la población de insectos, polinizadores cruciales y parte de la red alimentaria fundamental, ha desaparecido. Esta pérdida supone una ruptura del equilibrio ecológico, amenazando la polinización de los cultivos y los innumerables servicios ecosistémicos que prestan los insectos.
De toda el agua dulce de la Tierra, sólo el 20% es apta para el consumo
El agua dulce, esencial para la supervivencia humana, es asombrosamente escasa. Aunque alrededor del 2,5% del agua del planeta es agua dulce, sólo el 20% de ella es apta para el consumo. La contaminación de las actividades industriales, las escorrentías agrícolas y la gestión inadecuada de los residuos contaminan nuestros ríos, lagos y acuíferos. Garantizar el acceso a agua potable limpia se ha convertido en uno de los mayores retos de nuestro tiempo.
Perdemos una tonelada de tierra vegetal cada minuto de cada día por la agricultura mecanizada
La columna vertebral de la agricultura, la capa superficial del suelo, se está erosionando a un ritmo alarmante debido a las prácticas agrícolas mecanizadas. Estos métodos, aunque eficientes, a menudo no tienen en cuenta la salud del suelo. Como resultado, estamos perdiendo la capa superficial del suelo - rica en nutrientes y microorganismos esenciales para el crecimiento de las plantas - más rápido de lo que puede regenerarse de forma natural. Esta pérdida no sólo reduce la productividad agrícola, sino que también contribuye a la liberación del carbono almacenado, alimentando el círculo vicioso del cambio climático.
Nuestro planeta alimentario se encuentra en un delicado equilibrio, y nuestras prácticas actuales lo están inclinando hacia un futuro insostenible. Es imperativo que cambiemos hacia prácticas agrícolas más sostenibles, mejoremos la gestión del agua, protejamos nuestra biodiversidad y preservemos nuestra capa superficial del suelo. Las decisiones que tomemos hoy determinarán la salud de nuestro planeta y la seguridad de nuestros alimentos para las generaciones venideras. El momento de actuar es ahora, ya que cada minuto cuenta en la carrera por salvar nuestro Planeta Alimentario.